Hoy hablo de guarderías. Para mi fue una de las peores experiencias desde que soy madre. Tomás lloraba cuando lo dejábamos y aún estaba llorando cuando lo recogíamos. Allí, ni quería dormir ni comer. Pero los papás trabajábamos y era la mejor solución.
Pues ese cochecito que veis en la foto es el cochecito de Tomás. Es el parquing de cochecitos de la guardería, y ayer, una vez más, fuimos los últimos en irnos. No porque le vayamos a buscar tarde sino porque el niňo no quiere irse y nos obliga a jugar allí hasta que nos echan.
Mi hijo cierra guarderías como su padre cerraba bares.
Tomás ahora es el rey de la «guarde» y su padre no aguanta ni un vermut con sus amigos sin que le entre el sueňo.
¡Suerte a los que empezáis pronto con la guarde o escuela! El inicio puede ser duro pero luego están la mar de felices.