Escribía ayer sobre aquellas vacaciones en Cuba disfrutando el paisaje acompaňados (a momentos) de un mojito. Ayer por la tarde comentábamos ese viaje mientras mecíamos a Tomás en la hamaca de la guardería. El peque se moría de la risa y yo me moriría de placer si alguien me meciera aunque sólo fuera por unos minutos. Y esto me recuerda que aún tengo dos vales de masajes por utilizar. A ver si así, escrito en un post, me pongo las pilas y me voy a que me mimen un poco. No quiero ser la típica a la que se le caduca un vale.
¡Ale, disfrutar del jueves! Y a la gente que tenéis vales sin utilizar, os animo a que los uséis o me lo regaléis antes de que llegue la fecha límite.
No vale no usar los vales
