Con este título parece que sea una borracha. ¡Pero no! Para nada… Aunque admito que a veces mandaría a todos a paseo y me bajaría al bar.
Hace tres años que el alcohol ha desaparecido completamente de mi vida. Antes me gustaba tomarme alguna cerveza o vinito pero con el primer embarazo dejé de consumirlo. Luego llegó la lactancia, después el segundo embarazo y ahora, pues dando el pecho. Me lo he tomado tan en serio que no ha entrado ninguna gota en mi cuerpo durante este periodo.
Y eso es como el sexo, cuanto menos lo tienes menos lo añoras. Con las birras/vino/gins/vermuts me ha pasado lo mismo. Como ya no existían en mi vida ni me acordaba de ellos.
Pero en mi viaje a Munich todo cambió.
De repente no pude resistir la tentación de tomarme un Glühwein (vino caliente). Y tampoco me pude resistir a tomar un segundo. Ni un tercero. Total, que sentí que había llegado el momento de volver a beber (con moderación, por supuesto, y siempre teniendo en cuenta la lactancia materna).
Me entregué al Glühwein y el frío alemán se convirtió en un clima caribeño. ¡Entras en calor en un instante!
De vuelta en Barcelona me vi preparada para quedar con las amigas y hacer lo que ellas hacen de vez en cuando: tomar una cerveza con alcohol. De hecho estaba tan nerviosa que pedí una cerveza y un vermut a la vez. ¡Lo quería todo! Mis amigas saben la cara que puse cuando el camarero del Bar Tarambana me trajo la bebida: “¡Ay gracias, qué majo”!, le dije con una sonrisa de adolescente inocente mientras sentía un estallo de adrenalina en el cuerpo.
Ese primer sorbo de cerveza supo a gloria. Fue como un orgasmo. Bueno, casi. Un orgasmo mola más pero os prometo que la sensación fue muy fuerte. Me tomé la cerveza bastante rápido porque tenía un vermut esperando y también éste entró la mar de bien.
Así, entre vermuts y cervezas, risas y confesiones, pasé el rato con las amigas. ¡Ah¡ ¡Por cierto! Me olvidaba que también vinieron mi pareja e hijos. Por la tanto entre vermuts y cervezas también hubo chupetes y pañales. Es totalmente combinable, sobre todo si tienes un padre majete que se encargó casi todo el rato de los peques.
Tras un rato en el bar empecé a pensar lo guay que es reírte con las amigas, lo importante que es tener vida social tengas los niños que tengas y lo bien que sienta una cerveza de vez en cuando.
Y también pensé: “Esta noche toca sexo”.
Sólo necesito una copita para tener unas ganas tremendas…. Me pasé toda la vuelta a casa diciéndole a mi chico todo lo que iba a pasar una vez durmieran los niños.
Pero cuando llegó la noche, entre resaca y sueño, lo único que pude decir fue: “¡Mañana sí o sí!”.
Y esta es mi frase, día tras día. Por ello mi plan es: coger una canguro, tomar unas birras con mi chico y hacerlo en un portal. Si me espero llegar a casa, me duermo.
¡Esta es mi vida de madre!
¡Salud!


Ene
Nena, esta noche sí q sí!!!
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mymamigeneration
jeje! Sí, que sí! No sé yo…. mua!!!
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